lunes, 28 de octubre de 2013

Consulta sobre el petróleo

Rubén Cayetano García*

            El texto vigente del inciso b) de la fracción VIII del Artículo 35 de la Constitución Política del País, establece que son derechos del ciudadano votar en las consultas populares sobre temas de trascendencia nacional, que sean convocadas por el Congreso de la Unión y a petición de al menos un número equivalente al 2% de los inscritos en la lista nominal de electores, que a la fecha es de 82,133,507, según cifras del IFE, con lo que bastaría que 1,642,670 mexicanos la pidieran, para llevarla a cabo. De no pasar hasta diciembre, dicha lista disminuiría porque serían dadas de baja las credenciales con terminación 09 y 12.

            El asunto del petróleo y la reforma a los artículos 27 y 28 constitucionales que salvaguardan bienes para la nación como el petróleo,  no es un asunto menor. Está en juego la participación de intereses privados nacionales y extranjeros que buscan compartir la renta (ganancia) petrolera a través de los contratos de utilidad compartida, que provocarían la insuficiencia presupuestal que mantendría la falta de crecimiento económico y nulo desarrollo en que estamos estancados desde hace más de 30  años, además del incremento de los impuestos como ya ocurre con la reforma hacendaria. De ahí que se encuadre perfectamente en un tema relevante y trascendental para el País.

            Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, coinciden en la consulta al pueblo en este asunto. Pero la estrategia no es la misma. Mientras López Obrador, se apega al texto constitucional y exige la consulta al pueblo antes de que la Cámara de Senadores delibere dicha reforma, el Ingeniero Cárdenas está planteando, que de aprobarse, se busque revocarla hasta las elecciones federales del 2015. Plantear hasta entonces una consulta revocatoria, es dejar hoy vía libre para disponer del recurso estratégico más importante de la nación. En este escenario de coincidencias pero de estrategias distintas, hay un antes y un después y debe buscarse la más efectiva.

            La consulta debe ser previa, esta prerrogativa ciudadana no establece la figura de la revocación de una reforma constitucional, la cual sería prácticamente imposible de lograr, pues si la consulta no se realiza antes de la deliberación en las cámaras de la unión, existiría el riesgo de que tales reformas no se revocaran después, ya que las ejecutarían de inmediato y se otorgarían los contratos de utilidad compartida, por eso considero que Cuauhtémoc Cárdenas, no debe titubear y debe sumarse a la estrategia de exigir la consulta ya, poco se podría hacer, reitero, una vez aprobada la reforma energética. Sería tanto como pedirle a Peña Nieto que expropiara.

            Cuando AMLO, llama a la movilización y a recabar firmas para exigir la consulta, también acierta al señalar que ningún candidato a diputado federal, senador o a la presidencia de la república propuso en campaña, reformar los artículos 27 y 28 constitucionales, esto constituye la falta de legitimidad de quienes plantean y promueven dichas reformas para su pronta discusión y aprobación en las cámaras del Congreso Federal. Quienes arribaron a esos cargos, ejercen un mandato y el pueblo en ningún momento les autorizó promover la privatización del petróleo. Por consecuencia es el pueblo quien posee el legítimo derecho constitucional a ser consultado, ante la intentona privatizadora. La legitimidad en este caso, es una carencia de Enrique Peña Nieto y de los legisladores federales.

            Defensores leguleyos de la iniciativa de reforma, confunden al pueblo señalando que al no existir una norma reglamentaria para realizar la consulta, esta no se puede llevar a cabo, pretendiendo subrogar un derecho supremo de los ciudadanos a una ley menor, que además es inexistente, por omisión legislativa intencional. No pueden bajo ningún criterio en sano juicio, sobajar el texto constitucional.

            La consulta en la que se insiste, debe ser previa a la discusión en las cámaras de senadores y de diputados, depende únicamente de la voluntad de quienes la exijan, de nadie más, cumpliendo el requisito de lograr el equivalente, al menos, al 2% de la lista nominal de electores que al presentarse ante el Congreso, sin excusa, debe aprobarla y convocarla. En caso de negativa, la ruta sería el recurso constitucional, cuyo resultado obligaría al Congreso de la Unión a legislar en una ley reglamentaria su método y realizarla, pero todo esto antes de que se apruebe, he aquí la importancia de actuar cuanto antes. Los mexicanos debemos ejercer  el derecho que tenemos a ser consultados en el asunto del petróleo, porque es de relevancia y trascendencia nacional, antes de que se cometa el robo más grande de todos los tiempos.
                

*Secretario General del CEE de Morena en Guerrero.